Un tratamiento de conducto es un tratamiento utilizado para reparar y salvar un diente que está gravemente descompuesto o se infecta. Durante un procedimiento de conducto radicular, el nervio y la pulpa se eliminan y el interior del diente se limpia y sella. Sin tratamiento, el tejido que rodea el diente se infectará y se formarán abscesos. Un absceso ocurre cuando la infección se extiende hasta más allá de los extremos de las raíces del diente. Además de un absceso, una infección en el conducto radicular de un diente puede causar:

• Hinchazón que puede extenderse a otras áreas de la cara, el cuello o la cabeza

• Pérdida de hueso alrededor de la punta de la raíz

• Problemas de drenaje que se extienden hacia afuera desde la raíz. Un orificio puede ocurrir a través del costado del diente con drenaje hacia las encías o a través de la mejilla con drenaje hacia la piel.

 

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